Pazita escribió:Era de un bicho que comia papel, se lo encontraba un chaval en la ventana y lo escondía en el altillo de su cuarto.
Los sacrificios que hizo el pobre chaval, ¡le dio toda su colección de comics pa que se alimentara!, luego pasó por los pañales de su hermano el pequeño y cuando no encontraba más cosas que darle se puso a recortar las patas de las sillas del comedor...
Cómo me gustó aquel jodio libro!
Sí que molaba el libro, sí.
Me acuerdo que ya lo había leido antes de que lo mandaran obligatorio en clase (la única vez que me ha pasado algo así), y que el autor vino a clase a hablarnos de su trabajo. Yo, en mi línea, me puse malito justo el dia que vino al colegio.
Me jodió.
El puto MUKUSULUBA.
Manda huevos que no recuerde media infancia y si este tipo de tonterias.
Libros para críos he leido muchísimos, durante la niñez y la primera pubertad extragranulada y superpurulenta. Devoraba cualquier cosa que caia en mis manos, un libro de la coleccion naranja me duraba poco más de un rato y me daba tiempo a viciarme a la megadraif.
Luego se me llenó la cabeza de pajaros y tias en pelotas, y no he vuelto a leer en plan constante. Por lo menos hincharme a leer de ñajo me ha servido para no cometer prácticamente ninguna falta de ortografía, cosa que más de la mitad (y me quedo corto) de la puta generación ESO no puede decir.
Aparte de los del barco de vapor: las aventuras de la Mano Negra, la coleccion anfaguara para nanos, y otra que la gente ha olvidado por culpa de Manolito Gafotas (que tambien me partía la polla, pero es una copia bastante descarada): El pequeño Nicolás.