Recuerdo que cuando era niño, nos despertaban las gorrinacas que pasaban por las calles ofreciendo un rato de felicidad a las buenas gentes, que las esperaban con ansia desmedida.
Las Gorrinacas eran una cerdas de mas 200 kg llevabas por una extraña mujer que iban rondando de pueblo en pueblo para ofrecer el suyo placer a los hombres del campo que no tenian posiblidad de conocer a mujer alguna.

Los gritos de los animales elevaban la testorena de los gachupines, saliendo al encuentro de las gorrinacas con abultadas erecciones.
Por un sucrel, podias lamerle los pechos a una buena hembra.
Por dos, podia uno introducir el brazo por el ano del animal.
Por cuatro sucres las gorrinacas lamian los gentiales de las felices señoras, incluso llegue a oir que si una gorrinaca las lamia en dias de sangrado, la mujer mantendria la suya fertilidad para siempre.

Todo el mundo se ponia sus mejores galas, la gente era feliz por que las gorrinacas representaban el alivio a su atormentada vida en el campo.
Los niños reian viendo como sus abuelos se masturbaban con la caca de los animales, otros pagaban por moler a palos a las gorrinacas que estaban ya viejitas y asi poder eyacular a placer.

Uno pasaba de ser niño a hombre el dia que pretendia a su primera gorrinaca, luego se hacia una fiesta en la casa y se enterraba en cal a un enfermo para festejarlo. Se comian bananas y se bebia el mejor ron para agradecer al dios mono su gratitud
Todas aquellos recuerdos me acompañan como hierro al rojo que marca los ojos de los caballos.[b]