Usted perdone. Corregido.
No, no soy pirata. Y no, no tengo dinero. Cuando dicha página pasó de gratuita a página de pago, los administradores tuvieron la gentileza de incluirme como miembro del subforo de cine, con lo cual puedo entrar automáticamente.
La próxima vez me fijaré más, lo juro. Bueno, no lo juro, pero lo garantizo.
Bueno, no, tampoco lo garantizo, pero estoy dispuesto a considerar la posibilidad de intentarlo.
PD: ¿Tenías ganas de ver a la Loreto o qué?
3ª jornada: Perro de lobo versus Nicotin
Nicotin escribió:PD: ¿Tenías ganas de ver a la Loreto o qué?
Es que sabes vender muy bien la moto truhan.
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
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Perro De Lobo
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Estoy epatado.
Este post se me antoja muy difícil. Realmente difícil.
Pero no sólo porque considere que mi adversario es una bestia parda del posting. Tampoco lo digo por el tema a debatir (que me divierte y convence). Ni porque me encuentre soberanamente indispuesto a causa de una salmonelosis durante el intervalo de tiempo que contiene a este combate.
Es difícil para mí porque no se trata de una cuestión de moneditas.
Es algo más. Es más importante.
Es acerca del anquilosamiento o de la evolución. De la estrechez de miras o de las ideas nuevas. Del pozo de brea o de la colonia humana en Deimos.
Me voy a enrollar un poco. Si al lector le incomoda un alto número de palabras, recomiendo que se salte el tocho y vaya directamente a la parte escrita en color rojo.
Nicotin ha defendido dos ideas. Por un lado la idea de una España decrépita, encerrada en su misticismo y tradiciones, hosca y tenebrosa como ojo de Urdu. Por otro lado, la España del pelotazo, de los chistes de Lepe y de los veraneos en Torremolinos.
Esos dos mundos podrán casar más o menos bien. Pero traerlos como ejemplo de un tiempo mejor debería ser un delito penado con la audición íntegra de un karaoke de Astrud cantado a viva voz por Jazzid, acompañado del oso bailarín.
Con una agilidad y una fuerza solo alcanzable mediante la práctica del hapkido, Klimocho levanta a Nicotin y juntos realizan complicados movimientos eróticos al compás de la música electrónica
Primero. Decir que los precios no los imponen las monedas, sino los malvados comerciantes ávidos de dinero, o el discurrir de las finanzas globales. Con el seso acartonado estaríamos todos de seguir usando devaluadas pesetas. Si hubiésemos seguido utilizando esa moneda, al ritmo frenético de consumo actual, ya de por sí enervante, habría que sumarle el bochorno provocado por las ridículas situaciones a las que nos veríamos obligados a asistir. La economía es así de puta, y por muy directo que quede decir cinco duros, la verdad es que con cinco duros lo más que te alcanzaba era a una bola de chicle de máquina. Podríamos haber llegado a la gilipollesca situación de Italia en esa época, en la que si no ibas con 1.000.000 de liras en el bolsillo no te alcanzaba para una barra de pan.
En un hipotético mundo presente inundado de pesetas, Gerardo tiene que llevar la calderilla para el carajillo en este trailer de dieciocho ruedas
Segundo. Qué el niño medio de hoy en día es un mierda no lo discuto. Ahora ya no se estilan las acerbas guerras de piedras, ni lo de meterle petardos a las ranas en el culo y volarlas alegremente, ni los chicles boomer más duros que un piedro. Todo se ha suavizado a un nivel horrible. El panorama infantil está lleno de mierdas algodonadas, melodías disney y tonos pastel, y todo es: “Cuidado, nene, no salgas de casa sin tu chip de identificación personal, te vaya a pasar algo…” Anteriormente no reparaban en uno a no ser que tuviese heridas infectadas con mares de pus, o un ojo colgando del nervio.
Pero coño, eso no empezó a pasar con el euro. Ni con la presidencia de la Unión Europea. No. Venía de antes. ¿De cuando? La respuesta tras el cuarto punto. Un poco más abajo. No anticipemos.
Tercero.
Obviando la apología a la imagen del dictador, o la escasamente velada admiración que le profesa mi oponente, he llegado a la conclusión de que si nos tuvieramos que regir por criterios geometrico-estéticos a la hora de estampar cualquier cosa en una moneda, los ciudadanos de este mundo se levantarían un día no muy lejano temerosos de ojear su dinero. Al lado de las monedas impresas con la redonda cara de Franco aparecerían otras con la efigie de simplones balones de playa, donuts o incluso la testa de Doraemon.
O qué coño, puestos a alabar las redondeces, éste símbolo sería la leche, ya que hablamos de la unión de la vieja Europa.
Cuarto. La culpa de que la gente sea gilipollas no es del euro. Es de la tele, de los chats, de Astrud, o del hapkido. O de todo a la vez. Es triste, pero este fenómeno ya se daba antes. Un subnormal profundo de hoy en día se va a comprar igualmente la revista del Que Me Dices, valga veinte duros o un euro. ¿Por qué? Porque es subnormal. Más ejemplos. Chimo Bayo hace años, repartiendo tortura auditiva desde el puesto número uno de las listas. ¿Cómo se llega a eso? Por culpa de un mar de cerebros agusanados. La gente pagaba por sus discos con pesetas. José Oneto ya llevaba ese avergonzante flequillo en tiempos de aquella moneda. Locomía se paseaban con su estética sarasa, provocando accesos autistas en los escenarios de media España. Y por seguir con los ejemplos televisivos, a Jesús Vázquez le empujaban y remetían kilómetros y kilómetros de carne en barra mucho antes de pagar religiosamente su ración de popper amarillo con relucientes euros.
La escalada de Down no empezó con el cambio de moneda.
No mezclemos.
Todo empezó con el 92, hostia.
España fue ese país rancio al que mi rival se refiere en su post, pero sólo hasta ese punto de inflexión. A partir del 92 fue cuando la cosa se empezó a torcer. Cuando toda esa marea de palurdo abolengo que conformaba nuestra personalidad como pueblo empezó a remitir. Con las Olimpiadas y la Expo, todo el país se puso en tensión, nervioso. temeroso de causar una impresión de mongoloide retraso a los millones de guiris que aun se esforzaban en situarnos en el mapa. Antes de esa fatal fecha, generalmente, la gente no se esforzaba en ponerle a sus hijos nombres de horrísona sonoridad, se contentaba con un solo coche en el garaje, y la mayor parte de las parejas se gestaban en la barra de un bar, no mediante un parco “d dnd ers?”.
¿Cuál es la causa del declive? Yo diría que la falsa sensación de éxito cayó como un pesado manto sobre la mayor parte de los españoles. No la cagamos tanto como deberíamos haberlo hecho durante esos importantes acontecimientos. Qué gran fallo.
¿Qué culpa tiene el euro de eso? Ninguna.
El ciudadano medio se levantó una mañana, leyó en el periódico que el equipo olímpico de waterpolo había ganado una medalla, y un universo nuevo de esperanza se abrió de repente. O fue a la Expo, de excursión en el AVE, con la cámara de fotos y dos carretes, y alucinó con el pabellón de la ciencia.
Y se dijo: “Coño, qué bien. Ya no somos el culo de Europa. El mundo está pendiente de nosotros. ¡Comportémonos a partir de ahora como si tuviésemos sangre aria fluyendo cálida por nuestras venas y midiésemos 1`80!”
Etc, etc, no me enrollo con ésto porque no forma parte de la cuestión a tratar. Pero en resumen: la culpa de nuestro ocaso es del equipo español de waterpolo, y sobre todo, los escalofriantes anuncios de productos Pascual que protagonizaban.
Del euro no.
De éstos impresentables y húmedos feladores de torso depilado sí.
Los muy hijos de puta. Qué maricones…
Mucha gente chorrea mierda líquida al ver este logotipo
Resumiendo. Todo este asunto de la peseta pertenece al pasado, como el España-Malta, los videos beta y los chinitos de la suerte. El mundo se mueve, avanza, y hay que moverse con él, y respirar nuevos aires. Dejemos atrás la peseta, y a toda la legión del circo de los horrores asociada a ella. Pasemos página. Olvidemos Puerto Urraco, el aceite de colza, Rumasa y las caras de Bélmez. Ignoremos al dúo Sacapuntas, a Lina Morgan y a Pepe Da Rosa. Esa época ha terminado, dejemos a los muertos descansar en paz.
El futuro es nuestro.
Este post se me antoja muy difícil. Realmente difícil.
Pero no sólo porque considere que mi adversario es una bestia parda del posting. Tampoco lo digo por el tema a debatir (que me divierte y convence). Ni porque me encuentre soberanamente indispuesto a causa de una salmonelosis durante el intervalo de tiempo que contiene a este combate.
Es difícil para mí porque no se trata de una cuestión de moneditas.
Es algo más. Es más importante.
Es acerca del anquilosamiento o de la evolución. De la estrechez de miras o de las ideas nuevas. Del pozo de brea o de la colonia humana en Deimos.
Me voy a enrollar un poco. Si al lector le incomoda un alto número de palabras, recomiendo que se salte el tocho y vaya directamente a la parte escrita en color rojo.
Nicotin ha defendido dos ideas. Por un lado la idea de una España decrépita, encerrada en su misticismo y tradiciones, hosca y tenebrosa como ojo de Urdu. Por otro lado, la España del pelotazo, de los chistes de Lepe y de los veraneos en Torremolinos.
Esos dos mundos podrán casar más o menos bien. Pero traerlos como ejemplo de un tiempo mejor debería ser un delito penado con la audición íntegra de un karaoke de Astrud cantado a viva voz por Jazzid, acompañado del oso bailarín.
Con una agilidad y una fuerza solo alcanzable mediante la práctica del hapkido, Klimocho levanta a Nicotin y juntos realizan complicados movimientos eróticos al compás de la música electrónica
Primero. Decir que los precios no los imponen las monedas, sino los malvados comerciantes ávidos de dinero, o el discurrir de las finanzas globales. Con el seso acartonado estaríamos todos de seguir usando devaluadas pesetas. Si hubiésemos seguido utilizando esa moneda, al ritmo frenético de consumo actual, ya de por sí enervante, habría que sumarle el bochorno provocado por las ridículas situaciones a las que nos veríamos obligados a asistir. La economía es así de puta, y por muy directo que quede decir cinco duros, la verdad es que con cinco duros lo más que te alcanzaba era a una bola de chicle de máquina. Podríamos haber llegado a la gilipollesca situación de Italia en esa época, en la que si no ibas con 1.000.000 de liras en el bolsillo no te alcanzaba para una barra de pan.
En un hipotético mundo presente inundado de pesetas, Gerardo tiene que llevar la calderilla para el carajillo en este trailer de dieciocho ruedas
Segundo. Qué el niño medio de hoy en día es un mierda no lo discuto. Ahora ya no se estilan las acerbas guerras de piedras, ni lo de meterle petardos a las ranas en el culo y volarlas alegremente, ni los chicles boomer más duros que un piedro. Todo se ha suavizado a un nivel horrible. El panorama infantil está lleno de mierdas algodonadas, melodías disney y tonos pastel, y todo es: “Cuidado, nene, no salgas de casa sin tu chip de identificación personal, te vaya a pasar algo…” Anteriormente no reparaban en uno a no ser que tuviese heridas infectadas con mares de pus, o un ojo colgando del nervio.
Pero coño, eso no empezó a pasar con el euro. Ni con la presidencia de la Unión Europea. No. Venía de antes. ¿De cuando? La respuesta tras el cuarto punto. Un poco más abajo. No anticipemos.
Tercero.
¡El cráneo de Franco está hecho para estar en una moneda! Esa calva perfectamente esférica, esa papadita tan proporcionada…
Obviando la apología a la imagen del dictador, o la escasamente velada admiración que le profesa mi oponente, he llegado a la conclusión de que si nos tuvieramos que regir por criterios geometrico-estéticos a la hora de estampar cualquier cosa en una moneda, los ciudadanos de este mundo se levantarían un día no muy lejano temerosos de ojear su dinero. Al lado de las monedas impresas con la redonda cara de Franco aparecerían otras con la efigie de simplones balones de playa, donuts o incluso la testa de Doraemon.
O qué coño, puestos a alabar las redondeces, éste símbolo sería la leche, ya que hablamos de la unión de la vieja Europa.
Cuarto. La culpa de que la gente sea gilipollas no es del euro. Es de la tele, de los chats, de Astrud, o del hapkido. O de todo a la vez. Es triste, pero este fenómeno ya se daba antes. Un subnormal profundo de hoy en día se va a comprar igualmente la revista del Que Me Dices, valga veinte duros o un euro. ¿Por qué? Porque es subnormal. Más ejemplos. Chimo Bayo hace años, repartiendo tortura auditiva desde el puesto número uno de las listas. ¿Cómo se llega a eso? Por culpa de un mar de cerebros agusanados. La gente pagaba por sus discos con pesetas. José Oneto ya llevaba ese avergonzante flequillo en tiempos de aquella moneda. Locomía se paseaban con su estética sarasa, provocando accesos autistas en los escenarios de media España. Y por seguir con los ejemplos televisivos, a Jesús Vázquez le empujaban y remetían kilómetros y kilómetros de carne en barra mucho antes de pagar religiosamente su ración de popper amarillo con relucientes euros.
La escalada de Down no empezó con el cambio de moneda.
No mezclemos.
Todo empezó con el 92, hostia.
España fue ese país rancio al que mi rival se refiere en su post, pero sólo hasta ese punto de inflexión. A partir del 92 fue cuando la cosa se empezó a torcer. Cuando toda esa marea de palurdo abolengo que conformaba nuestra personalidad como pueblo empezó a remitir. Con las Olimpiadas y la Expo, todo el país se puso en tensión, nervioso. temeroso de causar una impresión de mongoloide retraso a los millones de guiris que aun se esforzaban en situarnos en el mapa. Antes de esa fatal fecha, generalmente, la gente no se esforzaba en ponerle a sus hijos nombres de horrísona sonoridad, se contentaba con un solo coche en el garaje, y la mayor parte de las parejas se gestaban en la barra de un bar, no mediante un parco “d dnd ers?”.
¿Cuál es la causa del declive? Yo diría que la falsa sensación de éxito cayó como un pesado manto sobre la mayor parte de los españoles. No la cagamos tanto como deberíamos haberlo hecho durante esos importantes acontecimientos. Qué gran fallo.
¿Qué culpa tiene el euro de eso? Ninguna.
El ciudadano medio se levantó una mañana, leyó en el periódico que el equipo olímpico de waterpolo había ganado una medalla, y un universo nuevo de esperanza se abrió de repente. O fue a la Expo, de excursión en el AVE, con la cámara de fotos y dos carretes, y alucinó con el pabellón de la ciencia.
Y se dijo: “Coño, qué bien. Ya no somos el culo de Europa. El mundo está pendiente de nosotros. ¡Comportémonos a partir de ahora como si tuviésemos sangre aria fluyendo cálida por nuestras venas y midiésemos 1`80!”
Etc, etc, no me enrollo con ésto porque no forma parte de la cuestión a tratar. Pero en resumen: la culpa de nuestro ocaso es del equipo español de waterpolo, y sobre todo, los escalofriantes anuncios de productos Pascual que protagonizaban.
Del euro no.
De éstos impresentables y húmedos feladores de torso depilado sí.
Los muy hijos de puta. Qué maricones…
Mucha gente chorrea mierda líquida al ver este logotipo
Resumiendo. Todo este asunto de la peseta pertenece al pasado, como el España-Malta, los videos beta y los chinitos de la suerte. El mundo se mueve, avanza, y hay que moverse con él, y respirar nuevos aires. Dejemos atrás la peseta, y a toda la legión del circo de los horrores asociada a ella. Pasemos página. Olvidemos Puerto Urraco, el aceite de colza, Rumasa y las caras de Bélmez. Ignoremos al dúo Sacapuntas, a Lina Morgan y a Pepe Da Rosa. Esa época ha terminado, dejemos a los muertos descansar en paz.
El futuro es nuestro.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
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Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Lo de la svastika me ha ofendido profundamente. Nuestro dictador era un dictador, ok, pero era genuinamente ibérico: lejos de tener a un lunático de ojos grises y bigotillo geométrico, teníamos a un enano panzón de voz aflautada que escuchaba misa diariamente y no utilizó su posición para follarse a Sara Montiel, Conchita Velasco o, poniéndonos en plan más enfermizo, a Marisol, sino que se limitó a beneficiarse a doña Carmen Polo (¿?), muy beatamente, a oscuras y con abundante ropa de dormir, y siempre pensando en la Patria, jamás imaginando obscenidades con actrices de la tele o una Victoria Abril adolescente de azafata en el 1,2,3.
Es algo tan cutre y delirante que, lo queramos o no, caracteriza perfectamente los destinos de este país nuestro, sólo superado por Venezuela, donde Hugo Chaves tiene su propio show en la TV. Porque hasta Fidel Castro es un tipo alto, fornido, carismático, mujeriego y amante de los deportes. Y Pinochet y Videla parecían militares de verdad y no un párroco regordete de pueblo vestidos con un uniforme que ni hecho a medida le impedía parecer un retaco contrahecho.
Pero claro, es fácil defenderse llamándome franquista en estos tiempos en que nombrar cualquier tipismo español te convierte en un centralista retrógrado. Pues te jodes. Quizá cuando nos convirtamos en una provincia alemana, siguiendo los pasos de Mallorca, o inglesa, siguiendo los pasos de Málaga y Alicante, eches de menos ese mundo exótico y perdido en el tiempo donde la mayor ambición de cada españolito no era tener un adosado mierdoso hipotecado de por vida, una mujercita subnormal y un coche tuneado, sino "viví der susidio sin trabahá" y alimentarse de "pescaíto frito, quezo y lo domingo hamó".
progreso es poder tomar cinco tapas en vez de una por el mismo dinero. Progreso no es estar en casa a las seis como en Suiza, ni vivir estresado como los ingleses. Todo eso es mierda sajona, fanatismo calvinista. Es el mundo protestante con su repugnante adicción al trabajo, en donde eres lo que tienes. Nosotros, los españoles, que conocimos la gloria de la Hispania de los emperadores, del Al-Andalus de los pensadores, del Imperio y el Siglo de Oro, de la altiva decadencia y de los héroes que morían por sus ideas, hemos sido una isla de sabiduría oriental en mitad de la Europa azotada por la mediocridad luterana primero y jacobina después. Hemos valorado el bienestar espiritual por encima del vacío mundo material. Nos hemos divertido. Y los europeos se aburren, se aburren mucho. No hacen más que llorar. Nosotros tenemos al Risitas y a Chiquito, y ellos quedaron atascados con Sartre, Marcuse e Ingmar Bergman. Son como millones de Urdus y Dorian Grays que se lamentan sin cesar, que filosofan sobre el vacío y la muerte, mientras aquí vamos a la playita a tocar unas palmas y a picar una tortillita y un pulpito a la gallega.
Europa es Kafka, España es Gila.
No "progresemos" más. Volvamos a nuestra cultura, que es a un tiempo cuna de occidente y oasis oriental. Alejémonos del materialismo del GTI y el ABS y volvamos a nuestro particular budismo kármico del chateo y la aceituna rellena de anchoa.
Los progres agilipollados detestan lo cañí, pero lo cañí vende, los extranjeros lo adoran. La España de Moneo y Calatrava no le importa una mierda a nadie. De eso tienen ellos más y mejor. Pero la España del flamenco, la playita, la paella y la fiesta interminable es algo que les atrae como moscas, que les hipnotiza, que les hace sentir vivos tras años de una existencia robótica. Esos baretos pequeños y penunbrosos adornados con ristras de jamones, esas mujeres de largo cabello negro y ojos verdes como la albahaca que ríen continuamente (las nórdicas ríen como tres veces al año), esa hora de la siesta en la que poblaciones enteras parecen haber sucumbido a la amenaza de Andrómeda para renacer por la tarde a golpe de cervecita, esas salidas nocturnas tan dilatadas que caben en ellas tres jornadas laborales completas de cualquier país nórdico...¡adoran todo eso! Vienen a millones cada año, buscando playita y sangría, vienen a manadas, más que quienes van a visitar la monumental Italia o la bonita Hungría. Somos nosotros quienes flipamos con el Coliseo o las calles de Budapest. pero ellos...¡ellos quieren jamón! ¿vamos a dejar que nos lo quiten de las manos? ¿vamos a terminar como ellos, trabajando como burros para ir a la playita quince días al año?
llámame retrógrado, nostálgico, o directamente troglodita, pero...ha vuelto el "1,2,3", "Cuéntame" tiene éxito, salen los DVD's de martes y 13...¡tenemos nostalgia! ¡es así como queremos vivir! No importa lo que digan los snobs de CiU, ¡nosotros no queremos ser Europa! ¡Son los europeos quienes quieren ser como nosotros, vivir como nosotros, disfrutar como nosotros!
a la mierda. Que vuelva la peseta YA.
Gemma Gonzalez, la "mamachicho" española, retozando en la playita.
Una imagen alegre, juvenil y desenfadada, que debería hacernos plantear
seriamente la conveniencia de una convergencia con Europa.
Es algo tan cutre y delirante que, lo queramos o no, caracteriza perfectamente los destinos de este país nuestro, sólo superado por Venezuela, donde Hugo Chaves tiene su propio show en la TV. Porque hasta Fidel Castro es un tipo alto, fornido, carismático, mujeriego y amante de los deportes. Y Pinochet y Videla parecían militares de verdad y no un párroco regordete de pueblo vestidos con un uniforme que ni hecho a medida le impedía parecer un retaco contrahecho.
Pero claro, es fácil defenderse llamándome franquista en estos tiempos en que nombrar cualquier tipismo español te convierte en un centralista retrógrado. Pues te jodes. Quizá cuando nos convirtamos en una provincia alemana, siguiendo los pasos de Mallorca, o inglesa, siguiendo los pasos de Málaga y Alicante, eches de menos ese mundo exótico y perdido en el tiempo donde la mayor ambición de cada españolito no era tener un adosado mierdoso hipotecado de por vida, una mujercita subnormal y un coche tuneado, sino "viví der susidio sin trabahá" y alimentarse de "pescaíto frito, quezo y lo domingo hamó".
progreso es poder tomar cinco tapas en vez de una por el mismo dinero. Progreso no es estar en casa a las seis como en Suiza, ni vivir estresado como los ingleses. Todo eso es mierda sajona, fanatismo calvinista. Es el mundo protestante con su repugnante adicción al trabajo, en donde eres lo que tienes. Nosotros, los españoles, que conocimos la gloria de la Hispania de los emperadores, del Al-Andalus de los pensadores, del Imperio y el Siglo de Oro, de la altiva decadencia y de los héroes que morían por sus ideas, hemos sido una isla de sabiduría oriental en mitad de la Europa azotada por la mediocridad luterana primero y jacobina después. Hemos valorado el bienestar espiritual por encima del vacío mundo material. Nos hemos divertido. Y los europeos se aburren, se aburren mucho. No hacen más que llorar. Nosotros tenemos al Risitas y a Chiquito, y ellos quedaron atascados con Sartre, Marcuse e Ingmar Bergman. Son como millones de Urdus y Dorian Grays que se lamentan sin cesar, que filosofan sobre el vacío y la muerte, mientras aquí vamos a la playita a tocar unas palmas y a picar una tortillita y un pulpito a la gallega.
Europa es Kafka, España es Gila.
No "progresemos" más. Volvamos a nuestra cultura, que es a un tiempo cuna de occidente y oasis oriental. Alejémonos del materialismo del GTI y el ABS y volvamos a nuestro particular budismo kármico del chateo y la aceituna rellena de anchoa.
Los progres agilipollados detestan lo cañí, pero lo cañí vende, los extranjeros lo adoran. La España de Moneo y Calatrava no le importa una mierda a nadie. De eso tienen ellos más y mejor. Pero la España del flamenco, la playita, la paella y la fiesta interminable es algo que les atrae como moscas, que les hipnotiza, que les hace sentir vivos tras años de una existencia robótica. Esos baretos pequeños y penunbrosos adornados con ristras de jamones, esas mujeres de largo cabello negro y ojos verdes como la albahaca que ríen continuamente (las nórdicas ríen como tres veces al año), esa hora de la siesta en la que poblaciones enteras parecen haber sucumbido a la amenaza de Andrómeda para renacer por la tarde a golpe de cervecita, esas salidas nocturnas tan dilatadas que caben en ellas tres jornadas laborales completas de cualquier país nórdico...¡adoran todo eso! Vienen a millones cada año, buscando playita y sangría, vienen a manadas, más que quienes van a visitar la monumental Italia o la bonita Hungría. Somos nosotros quienes flipamos con el Coliseo o las calles de Budapest. pero ellos...¡ellos quieren jamón! ¿vamos a dejar que nos lo quiten de las manos? ¿vamos a terminar como ellos, trabajando como burros para ir a la playita quince días al año?
llámame retrógrado, nostálgico, o directamente troglodita, pero...ha vuelto el "1,2,3", "Cuéntame" tiene éxito, salen los DVD's de martes y 13...¡tenemos nostalgia! ¡es así como queremos vivir! No importa lo que digan los snobs de CiU, ¡nosotros no queremos ser Europa! ¡Son los europeos quienes quieren ser como nosotros, vivir como nosotros, disfrutar como nosotros!
a la mierda. Que vuelva la peseta YA.
Gemma Gonzalez, la "mamachicho" española, retozando en la playita.
Una imagen alegre, juvenil y desenfadada, que debería hacernos plantear
seriamente la conveniencia de una convergencia con Europa.
Bueno, en este combate se ha apelado más a los sentimientos que a los argumentos, pues era un tema que se daba bastante a ello. A ver quién me ha convencido más.
Para Perro De Lobo el euro representa modernidad, evolución y progreso, mientras que la peseta representa atraso, inmovilismo y épocas por olvidar (representadas en el "señor muy malo"). También menciona someramente el beneficio económico que puede reportar el euro debido a que facilita el turismo. Y concluye con un rollo sobre el número de billetes y monedas necesario para pagar.
Nicotin alude al aspecto de dinero de juguete que ofrecen los euros (tanto es así que las monedas de cobre se obscurecen en dos días), a la ridiculez de la bolsita-monedero esa y a la subida de precios que tuvo lugar con la entrada del euro. A partir de las dificultades para encontrar apelativos jocosos a la nieva divisa, Nicotin lanza la teoría de la moñarrización de la sociedad española, representada en los gustos musicales, en la explosión de la prensa rosa y en los nuevos gustos gastronómicos. También recuerda el juego que daban los billetes en pesetas, bien por medio de dobleces o bien bolígrafo en ristre. Y concluye con unas curiosas alegorías del euro y la peseta en las imágenes de Elsa Pataki y Loreto Valverde (¿qué habrá sido de esta mujer?).
En su segundo asalto, Perro De Lobo muestra la vertiente casposa de la España que defiende su adversario. Recuerda el escaso valor de la peseta (con el consiguiente riesgo de lirificación). Ironiza sobre la estética del busto de Franco. Y defiende que la moñarrización de la sociedad viene de antes (y a partir de este argumento se pone a divagar con el waterpolo y la leche).
Con el segundo asalto de Nicotin la verdad es que me he distraido bastante. Sería un buen político. ¡Qué pena que no tenga que ver una mierda con el tema propuesto!
Para terminar, una cosilla.
La verdad es que todavía me estoy descojonando con lo del DevorOlor. Pero vamos a ver, ¿por qué leche, en vez de divagar tanto en su segundo asalto, no ha puesto este fragmento allí como correspondía? Sí, ya sé que la estructura del combate "se la pasaba por el forro de los cojones", pero de hacerlo así hasta le hubiera beneficiado, al quedar los dos mensajes algo más equilibrados.
En fin, que la cosa queda en:
EMPATE.
Hala. Eso sí, me lo he pasado bastante bien leyéndoles a ambos.
Para Perro De Lobo el euro representa modernidad, evolución y progreso, mientras que la peseta representa atraso, inmovilismo y épocas por olvidar (representadas en el "señor muy malo"). También menciona someramente el beneficio económico que puede reportar el euro debido a que facilita el turismo. Y concluye con un rollo sobre el número de billetes y monedas necesario para pagar.
Nicotin alude al aspecto de dinero de juguete que ofrecen los euros (tanto es así que las monedas de cobre se obscurecen en dos días), a la ridiculez de la bolsita-monedero esa y a la subida de precios que tuvo lugar con la entrada del euro. A partir de las dificultades para encontrar apelativos jocosos a la nieva divisa, Nicotin lanza la teoría de la moñarrización de la sociedad española, representada en los gustos musicales, en la explosión de la prensa rosa y en los nuevos gustos gastronómicos. También recuerda el juego que daban los billetes en pesetas, bien por medio de dobleces o bien bolígrafo en ristre. Y concluye con unas curiosas alegorías del euro y la peseta en las imágenes de Elsa Pataki y Loreto Valverde (¿qué habrá sido de esta mujer?).
En su segundo asalto, Perro De Lobo muestra la vertiente casposa de la España que defiende su adversario. Recuerda el escaso valor de la peseta (con el consiguiente riesgo de lirificación). Ironiza sobre la estética del busto de Franco. Y defiende que la moñarrización de la sociedad viene de antes (y a partir de este argumento se pone a divagar con el waterpolo y la leche).
Con el segundo asalto de Nicotin la verdad es que me he distraido bastante. Sería un buen político. ¡Qué pena que no tenga que ver una mierda con el tema propuesto!
Para terminar, una cosilla.
Nicotin escribió:Lo que ya resulta enervante es que la argumentación progre y cronicamarcianesca se cuele en este post. ¿Las pesetas son malas por que algunas llevan la cara de Franco?? ¡por Dios! ¡El cráneo de Franco está hecho para estar en una moneda! Esa calva perfectamente esférica, esa papadita tan proporcionada...no como Juan Carlos, que, por muy constitucional que sea, quedaría mejor impreso en las plantillas DevorOlor, que es a lo que se ajusta el apepinado contorno de su cráneo.
La verdad es que todavía me estoy descojonando con lo del DevorOlor. Pero vamos a ver, ¿por qué leche, en vez de divagar tanto en su segundo asalto, no ha puesto este fragmento allí como correspondía? Sí, ya sé que la estructura del combate "se la pasaba por el forro de los cojones", pero de hacerlo así hasta le hubiera beneficiado, al quedar los dos mensajes algo más equilibrados.
En fin, que la cosa queda en:
EMPATE.
Hala. Eso sí, me lo he pasado bastante bien leyéndoles a ambos.
-
Perro De Lobo
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Me ha sorprendido bastante el resultado, ya que tras el acojonante primer post de Nicotin me entró la vena derrotista y no le veía demasiado valor a mi segunda intervención. Opino que debería haber ganado mi contrincante.
Pero bueno, quién soy yo para cuestionar las decisiones arbitrales.
Al final lo de las moneditas y tal se ha quedado en anecdótico y circunstancial. Me ha gustado mucho este combate, aunque pienso que habría quedado mejor con más intervenciones por persona.
Pero bueno, quién soy yo para cuestionar las decisiones arbitrales.
Al final lo de las moneditas y tal se ha quedado en anecdótico y circunstancial. Me ha gustado mucho este combate, aunque pienso que habría quedado mejor con más intervenciones por persona.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
-
Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Acato el empate, y no tengo inconveniente en estrecharle la mano a mi ilustre rival.
Al árbitro no, al árbitro que le den por el culo.
ahhh...¿a que si hubieran sido mil seiscientas pelas no las hubieras quemado?
Al árbitro no, al árbitro que le den por el culo.
Fear escribió:Eres un jodido bastardo, después de leer esto, no sé cómo, pero no he podido evitar sacar un billete de 10€ que tenía en la cartera y quemarlo a mechero. Lo peor de todo, es que ¡¡¡me ha gustado!!!. Cabrón.
ahhh...¿a que si hubieran sido mil seiscientas pelas no las hubieras quemado?
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ra me nivar
- Perro infiel amiricano
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Nicotin escribió:ahhh...¿a que si hubieran sido mil seiscientas pelas no las hubieras quemado?
¿Esa es una pregunta con truco? No se pueden quemar las 1600 pelas, siempre sobrevivirían por lo menos por lo menos 600, por eso de que el mechero no iba a desacer el rancio fruto evolucionado de los antaños legendarios doblones.