El 14 de abril de 1931, el triunfo republicano en las grandes ciudades desencadenó la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República. La constitución aprobada ese mismo año consagró al país como un Estado único con autonomía de regiones, laico, sin subvenciones al clero, ni religión en la escuela, que sería en su nivel primario obligatoria, gratuita y mixta. Sentó las bases de la reforma agraria y de la expropiación de los latifundios improductivos; consagró el sufragio universal, estableció el matrimonio civil, el divorcio y el aborto. España se sumaba así a las naciones más progresistas de Europa. Hoy, a 75 años de aquel acontecimiento, España ha vuelto a debatir el restablecimiento de muchas de las conquistas que se perdieron con el triunfo de Francisco Franco.
Felices Pascuas, la casa está en orden...