Relatos de Merodeador, con algún poema
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ME HE COMIDO TODAS LAS COMAS
Me he comido todas las comas
Merodeador
Me la presentaron. Mi vista se perdió entre tanta curva. Al cabo de dos minutos la mire a la cara. Nos reímos al cruzarse nuestras miradas. Su novio no se reía. Mi mujer tampoco. El humor va por barrios.
Merodeador
Me la presentaron. Mi vista se perdió entre tanta curva. Al cabo de dos minutos la mire a la cara. Nos reímos al cruzarse nuestras miradas. Su novio no se reía. Mi mujer tampoco. El humor va por barrios.
Afinador de cisternas
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METRÓNOMO
Metrónomo
Merodeador
Escribir con dolor de muelas no compensa.
Este dolor se muestra con todo su esplendor durante los largos desplazamientos, en los viernes por la tarde cuando sabes que hasta el lunes no encontrarás un dentista. Solo en un funeral se ofrece en ayuda para que el rictus de dolor salga natural.
- Fíjate fulanito, cuanto le tenía que querer, estaba desencajado.
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Otra pastilla, no han pasado ni cuatro horas y me tomo otra. Sí, leí el prospecto detalladamente, lo volví a leer y me la tomé. Voy a intentar relajarme y dejar que la lengua esté todo el rato dale que te pego jugueteando con el flemón.
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Cuento las sacudidas, las mido, las cronometro. El tiempo entre pinchazo y pinchazo parece que se agranda, se alarga, pero no, cuando aparece el dolor no ha bajado en intensidad.
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Si parece que disminuye.
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No solo no compensa sino que además seca la imaginación, los puntos de referencia en el papel de a dónde ir, por qué camino, qué pirueta dar, quedan marcados por ese asfixiante intervalo de metrónomo de las punzadas de afilado dolor.
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Ha pasado hora y media desde que tome la pastilla. A la media hora de tomarla mejoré sensiblemente, ahora tengo dudas de cuantificar y cualificar mi estado, doler duele y no deja, pero tengo ratos de olvido. Son pequeños y cuando me doy cuenta siento el sosiego por el ratito que no he sido consciente de su existencia.
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Después de dos horas y media estoy desesperado. Otra vez estoy revolviendo los envoltorios de las medicinas del cajón donde las amontono. Bueno me parece que he encontrado algo: antiinflamatorio analgésico, contraindicaciones - bla, bla, bla - fecha de caducidad - que le den - estas tienen que ser buenas, vamos a ver, dosificación - máximo dos pastillas en las comidas cada ocho horas - pues estoy yo como para ponerme a comer, un vaso de agua y para adentro.
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Merodeador
Escribir con dolor de muelas no compensa.
Este dolor se muestra con todo su esplendor durante los largos desplazamientos, en los viernes por la tarde cuando sabes que hasta el lunes no encontrarás un dentista. Solo en un funeral se ofrece en ayuda para que el rictus de dolor salga natural.
- Fíjate fulanito, cuanto le tenía que querer, estaba desencajado.
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Otra pastilla, no han pasado ni cuatro horas y me tomo otra. Sí, leí el prospecto detalladamente, lo volví a leer y me la tomé. Voy a intentar relajarme y dejar que la lengua esté todo el rato dale que te pego jugueteando con el flemón.
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Cuento las sacudidas, las mido, las cronometro. El tiempo entre pinchazo y pinchazo parece que se agranda, se alarga, pero no, cuando aparece el dolor no ha bajado en intensidad.
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Si parece que disminuye.
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No solo no compensa sino que además seca la imaginación, los puntos de referencia en el papel de a dónde ir, por qué camino, qué pirueta dar, quedan marcados por ese asfixiante intervalo de metrónomo de las punzadas de afilado dolor.
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Ha pasado hora y media desde que tome la pastilla. A la media hora de tomarla mejoré sensiblemente, ahora tengo dudas de cuantificar y cualificar mi estado, doler duele y no deja, pero tengo ratos de olvido. Son pequeños y cuando me doy cuenta siento el sosiego por el ratito que no he sido consciente de su existencia.
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Después de dos horas y media estoy desesperado. Otra vez estoy revolviendo los envoltorios de las medicinas del cajón donde las amontono. Bueno me parece que he encontrado algo: antiinflamatorio analgésico, contraindicaciones - bla, bla, bla - fecha de caducidad - que le den - estas tienen que ser buenas, vamos a ver, dosificación - máximo dos pastillas en las comidas cada ocho horas - pues estoy yo como para ponerme a comer, un vaso de agua y para adentro.
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Afinador de cisternas
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
MI HERMANA
Mi hermana
Merodeador
Cuando te vi por primera vez, tan chiquita, amoratada y con esa mata de pelo tan negro, sentí, sentí algo fuerte. Nuestros padres, pobres, temían por mis celos, que al perder la condición de único, surgieran. No tuvieron que preocuparse.
Siempre he estado a tu lado, de una forma o de otra, me dolieron las ausencias. Fui el primero en notarte los desequilibrios, las muecas de dolor, los mareos, antes incluso que supieras contárnoslo. Por mi insistencia fue el llevarte a consulta, me sentía culpable de los llantos de mama. Tú no te acuerdas, creo.
La separación. De pronto mi mundo, la cotidianidad se esfumó. Necesitaban dedicarte todo el tiempo que tenían y me ingresaron interno en el colegio, me lo explicaron, no hacia falta, tu bien estaba por encima del mío desde la primera vez que vi ese mechón de pelo negro en la cunita.
Hago lo que puedo, lo sabes, me enfado solo cuando veo el peligro rondarte, cuando te haces daño sin querer o cuando en tu inocencia quieres hacer un bien y te haces mal. Ya somos mayores pero sigues siendo mi niña.
Gracias por dejar que te cuide.
Merodeador
Cuando te vi por primera vez, tan chiquita, amoratada y con esa mata de pelo tan negro, sentí, sentí algo fuerte. Nuestros padres, pobres, temían por mis celos, que al perder la condición de único, surgieran. No tuvieron que preocuparse.
Siempre he estado a tu lado, de una forma o de otra, me dolieron las ausencias. Fui el primero en notarte los desequilibrios, las muecas de dolor, los mareos, antes incluso que supieras contárnoslo. Por mi insistencia fue el llevarte a consulta, me sentía culpable de los llantos de mama. Tú no te acuerdas, creo.
La separación. De pronto mi mundo, la cotidianidad se esfumó. Necesitaban dedicarte todo el tiempo que tenían y me ingresaron interno en el colegio, me lo explicaron, no hacia falta, tu bien estaba por encima del mío desde la primera vez que vi ese mechón de pelo negro en la cunita.
Hago lo que puedo, lo sabes, me enfado solo cuando veo el peligro rondarte, cuando te haces daño sin querer o cuando en tu inocencia quieres hacer un bien y te haces mal. Ya somos mayores pero sigues siendo mi niña.
Gracias por dejar que te cuide.
Afinador de cisternas
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
MI MUNDO ERA SENCILLO
Mi mundo era sencillo
Merodeador
Mi mundo era sencillo.
Que pocas palabras y ya tenéis pistas sobre la vida que me ha tocado vivir, mi existencia era sencilla, pasó algo extraordinario y mi vida cambió.
- Empezaré por mi vida sencilla.
Soy el tercer hijo de cinco de una familia de clase media baja, esa clase de familia que sin vivir mal están viendo desde la ventana el precipicio en el que podrían caer.
Torpe para los estudios, apocado y encima para llevar la contraria a toda la familia, bajo de estatura. Me costó terminar la formación profesional de mecánico chapista, tuve mi primera novia tarde y con ella me casé, poco más os puedo contar, sin hijos porque no podía ella dejar de trabajar para poder seguir pagando el piso y que no la despidieran de la fábrica de calzado donde trabajaba si se quedaba embarazada.
- El hecho extraordinario.
Caminando sin prisa en dirección a la lotería para sellar unos boletos de la primitiva oí unos estruendos, la gente empezó a correr hacia todos los lados, no entendía nada, unos jóvenes corrían calle a bajo, uno calló fulminado y de su mano se le escapó un objeto que me dio en la rodilla doblándome por el dolor, empezaba a recuperarme cuando me di cuenta que el objeto que me había impactado lo tenia al alcance de la mano, instintivamente lo cogí, era una pistola. Me incorporé sin saber el porqué silbaban balas a mi alrededor. Estaban disparando. Dolor. Agarré mi muslo con la mano izquierda y la observé incrédulo llena de sangre. Disparé.
- Mi nueva vida.
Llevo ya cinco años en la cárcel. He matado a un policía. La tortura a la que me sometían en un principio se fue rebajando poco a poco, ellos mismos, mis torturadores, al conocerme y con el trato se avergonzaban de golpearme, yo ya no me quejaba. Ahora no estoy mal, soy el que lava los calcetines y la ropa interior a mis compañeros de celda, limpio y tengo todo aseado y colocado. No siempre duermo en la misma cama. Me he acostumbrado. No es tan mala vida.
Merodeador
Mi mundo era sencillo.
Que pocas palabras y ya tenéis pistas sobre la vida que me ha tocado vivir, mi existencia era sencilla, pasó algo extraordinario y mi vida cambió.
- Empezaré por mi vida sencilla.
Soy el tercer hijo de cinco de una familia de clase media baja, esa clase de familia que sin vivir mal están viendo desde la ventana el precipicio en el que podrían caer.
Torpe para los estudios, apocado y encima para llevar la contraria a toda la familia, bajo de estatura. Me costó terminar la formación profesional de mecánico chapista, tuve mi primera novia tarde y con ella me casé, poco más os puedo contar, sin hijos porque no podía ella dejar de trabajar para poder seguir pagando el piso y que no la despidieran de la fábrica de calzado donde trabajaba si se quedaba embarazada.
- El hecho extraordinario.
Caminando sin prisa en dirección a la lotería para sellar unos boletos de la primitiva oí unos estruendos, la gente empezó a correr hacia todos los lados, no entendía nada, unos jóvenes corrían calle a bajo, uno calló fulminado y de su mano se le escapó un objeto que me dio en la rodilla doblándome por el dolor, empezaba a recuperarme cuando me di cuenta que el objeto que me había impactado lo tenia al alcance de la mano, instintivamente lo cogí, era una pistola. Me incorporé sin saber el porqué silbaban balas a mi alrededor. Estaban disparando. Dolor. Agarré mi muslo con la mano izquierda y la observé incrédulo llena de sangre. Disparé.
- Mi nueva vida.
Llevo ya cinco años en la cárcel. He matado a un policía. La tortura a la que me sometían en un principio se fue rebajando poco a poco, ellos mismos, mis torturadores, al conocerme y con el trato se avergonzaban de golpearme, yo ya no me quejaba. Ahora no estoy mal, soy el que lava los calcetines y la ropa interior a mis compañeros de celda, limpio y tengo todo aseado y colocado. No siempre duermo en la misma cama. Me he acostumbrado. No es tan mala vida.
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
MORDISCO
Mordisco
Merodeador
Siente el mordisco en tu trémula nalga, que el dolor se sume a la angustia y al juntar las piernas aprisiones mi mano pecadora con movimientos de deseo.
Hecho. Te desatas.
Te desatas en un ser desconocido, carnívoro, directo, puro. No hablas con palabras, las pocas que salen de tu boca las escupes en mi cara.
Marcas el ritmo cual mulata de caderamen mollar, eres hembra neta, nata, toda. No pides, coges y arrancas.
Exijo el aire a bocanadas para de nuevo sumergirme. Al rato te quedas quieta, me miras con la mirada de niña traviesa ¿Que ideas estarán pasando por tu cabeza?
Merodeador
Siente el mordisco en tu trémula nalga, que el dolor se sume a la angustia y al juntar las piernas aprisiones mi mano pecadora con movimientos de deseo.
Hecho. Te desatas.
Te desatas en un ser desconocido, carnívoro, directo, puro. No hablas con palabras, las pocas que salen de tu boca las escupes en mi cara.
Marcas el ritmo cual mulata de caderamen mollar, eres hembra neta, nata, toda. No pides, coges y arrancas.
Exijo el aire a bocanadas para de nuevo sumergirme. Al rato te quedas quieta, me miras con la mirada de niña traviesa ¿Que ideas estarán pasando por tu cabeza?
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
MORENA
Morena
Merodeador
En mis recuerdos nunca te encuentro entera, a veces recuerdo una sonrisa, otras un gemido, son piezas de un puzzle que no encajan.
Limo las piezas, corto y mordisqueo a mi antojo, el resultado es divertido: queda al lado tu sexo rasurado con el desdén con el que con la punta del mentón te despediste la última vez que discutimos.
Te he cambiado dos veces el color del pelo. Se que eres morena y que tus ojos tienen mil palabras, el pelo lo he podido cambiar, pero los ojos - ¡Ay tus ojos niña! – esos encajan sea como sean las piezas, esos ojos me los comería.
Junto las caricias con los llantos, nuestros despertares jocosos con los silencios interminables, las fiestas de verano de piscina y bronceador con el olor de ropa mojada de otoño lluvioso que se amontona en el perchero del café.
Todo eso se junta y mezcla, menos tus ojos, tus ojos que sobresalen, asoman, saltan y dibujan mil formas con la mirada; tirabuzones, bucles y caídas en barrena.
¡Ay tus ojos morena!
Merodeador
En mis recuerdos nunca te encuentro entera, a veces recuerdo una sonrisa, otras un gemido, son piezas de un puzzle que no encajan.
Limo las piezas, corto y mordisqueo a mi antojo, el resultado es divertido: queda al lado tu sexo rasurado con el desdén con el que con la punta del mentón te despediste la última vez que discutimos.
Te he cambiado dos veces el color del pelo. Se que eres morena y que tus ojos tienen mil palabras, el pelo lo he podido cambiar, pero los ojos - ¡Ay tus ojos niña! – esos encajan sea como sean las piezas, esos ojos me los comería.
Junto las caricias con los llantos, nuestros despertares jocosos con los silencios interminables, las fiestas de verano de piscina y bronceador con el olor de ropa mojada de otoño lluvioso que se amontona en el perchero del café.
Todo eso se junta y mezcla, menos tus ojos, tus ojos que sobresalen, asoman, saltan y dibujan mil formas con la mirada; tirabuzones, bucles y caídas en barrena.
¡Ay tus ojos morena!
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
NIÑO CON CABEZA DE GACELA
Niño con cabeza de gacela
Merodeador
Cuando las gacelas dan el salto, se queda la imagen congelada y durante varios frames se giran a la cámara y sacan la lengua, una detrás de otra, menos la decapitada.
Daba igual el grosor de la cobertura de chocolate que tuviera el helado, a la gacela decapitada se le terminaba escurriendo por la pezuña, le gustaba el de trocitos de arroz inflado.
No se de donde saca tanta sangre, de las arterias seccionadas a un ritmo macabro expele chorros y chorros del vital liquido, ya empieza a tambalearse, no, nos engaña, son pasos de tango sin pareja, como siga así bailando a tontas y a locas se le va a ir la cabeza.
El fotógrafo vomita menestra de lata para regocijo de las hormigas que por fin comen caliente. Por culpa de su estado vivimos momentos en blanco y negro.
El negrito con la cabeza en la cabeza es feliz, dos cabezas y feliz.
Nunca pondrán semáforos en la selva, la mayoría de los animales son daltónicos y los demás unos desaprensivos, por no hablar de la gacela decapitada.
Desfilan al fin las jirafas por la pasarela, pantalones de manchas para sus largas piernas, desfilan y cagan y con su cola vivaracha esparce la mierda entre el publico, que con gran aplauso ratifican el éxito del creador.
La selva nunca tendrá aceras. Yo sin semáforos no pondría ni una, estos animales van a lo suyo. Tenemos que juntarlos a todos, contarlos, pesarlos y ponerles nombre, se acabo la anarquía, que cada árbol aguante a su mono. Todo se dejara para el ultimo momento y entonces ya veremos lo que pasa.
Cuanto más preguntas más opiniones tienes, pero no siempre, la gacela decapitada es reservada para esto de las encuestas, para el baile o pintar con su sangre roja es muy comunicativa, es muy suya, no se si lo he dicho antes porque no voy a leer lo escrito, si no lo sabría.
Me comunican que en breves momentos, es el futuro cercano, a tiro de piedra, con lo cual hemos unido dos dimensiones en una. Todo el mundo dale que te dale poniendo dimensiones, que si la novena, que si la quinta y nosotros en un pispas de las pocas que tenemos nos comemos una y con patatas. Somos la polla.
Merodeador
Cuando las gacelas dan el salto, se queda la imagen congelada y durante varios frames se giran a la cámara y sacan la lengua, una detrás de otra, menos la decapitada.
Daba igual el grosor de la cobertura de chocolate que tuviera el helado, a la gacela decapitada se le terminaba escurriendo por la pezuña, le gustaba el de trocitos de arroz inflado.
No se de donde saca tanta sangre, de las arterias seccionadas a un ritmo macabro expele chorros y chorros del vital liquido, ya empieza a tambalearse, no, nos engaña, son pasos de tango sin pareja, como siga así bailando a tontas y a locas se le va a ir la cabeza.
El fotógrafo vomita menestra de lata para regocijo de las hormigas que por fin comen caliente. Por culpa de su estado vivimos momentos en blanco y negro.
El negrito con la cabeza en la cabeza es feliz, dos cabezas y feliz.
Nunca pondrán semáforos en la selva, la mayoría de los animales son daltónicos y los demás unos desaprensivos, por no hablar de la gacela decapitada.
Desfilan al fin las jirafas por la pasarela, pantalones de manchas para sus largas piernas, desfilan y cagan y con su cola vivaracha esparce la mierda entre el publico, que con gran aplauso ratifican el éxito del creador.
La selva nunca tendrá aceras. Yo sin semáforos no pondría ni una, estos animales van a lo suyo. Tenemos que juntarlos a todos, contarlos, pesarlos y ponerles nombre, se acabo la anarquía, que cada árbol aguante a su mono. Todo se dejara para el ultimo momento y entonces ya veremos lo que pasa.
Cuanto más preguntas más opiniones tienes, pero no siempre, la gacela decapitada es reservada para esto de las encuestas, para el baile o pintar con su sangre roja es muy comunicativa, es muy suya, no se si lo he dicho antes porque no voy a leer lo escrito, si no lo sabría.
Me comunican que en breves momentos, es el futuro cercano, a tiro de piedra, con lo cual hemos unido dos dimensiones en una. Todo el mundo dale que te dale poniendo dimensiones, que si la novena, que si la quinta y nosotros en un pispas de las pocas que tenemos nos comemos una y con patatas. Somos la polla.
Afinador de cisternas
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
NUEVAS PRÁCTICAS
Nuevas prácticas
Merodeador
El líquido caliente entró directamente en mi garganta, muy adentro. En el momento de eyacular tenía todo su miembro absorbido.
Estaba practicando por primera vez, no chupar, que ya lo había hecho, sino el tragarme la polla entera.
No era difícil y con un esfuerzo como si fuera alimento o saliva, reproducía el gesto y la dejaba entrar dentro.
Unas veces me daban arcadas y otras no sincronizaba bien la respiración, pero era divertido.
Le agarre de los cachetes de su redondo y prieto culo muy fuerte para impulsarme y tragármela otra vez.
Se estremeció y esperé. Vino luego la tercera oleada espesa, pero ya esta vez en mi boca para poder saborearla, y entre risas cómplices, hacer gorgoritos.
Me dolían las rodillas.
Merodeador
El líquido caliente entró directamente en mi garganta, muy adentro. En el momento de eyacular tenía todo su miembro absorbido.
Estaba practicando por primera vez, no chupar, que ya lo había hecho, sino el tragarme la polla entera.
No era difícil y con un esfuerzo como si fuera alimento o saliva, reproducía el gesto y la dejaba entrar dentro.
Unas veces me daban arcadas y otras no sincronizaba bien la respiración, pero era divertido.
Le agarre de los cachetes de su redondo y prieto culo muy fuerte para impulsarme y tragármela otra vez.
Se estremeció y esperé. Vino luego la tercera oleada espesa, pero ya esta vez en mi boca para poder saborearla, y entre risas cómplices, hacer gorgoritos.
Me dolían las rodillas.
Afinador de cisternas
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
NUNCA, A VECES, SIEMPRE
Nunca, a veces, siempre (Tres relatos cortos)
Merodeador
Nunca
Nunca había descorchado una botella, cuando no lo hacia mi padre, que por edad y rango le correspondía, lo empezó a hacer mi hermano mayor por los mismos motivos.
El tiempo fue pasando y por mucho que me empeñaba en ninguna celebración se me concedió ese deseo.
Mi anhelo y mi insistencia tuvieron un efecto contraproducente y en cuanto llegaba el momento de los brindis, el pitorreo se apoderaba de los comensales y con sus risas y chanzas intentaban zaherirme. Mas mi empeño se vio por fin recompensado y este año antes de que nadie se diera cuenta y dijera la más mínima, me descalcé de las sandalias, cogí la botella con los pies y asiendo el tapón con los dientes y tras dos giros de mis entrenadas extremidades descorché la botella.
Soltado el tapón y con una sonrisa en la boca les dije:
"Eso de que, si no hay manos no hay botella, se lo vais a decir a vuestra puta madre"
Pd.-Adaptación libre del chiste de las galletas.
A veces
El paso del tiempo perfila en nosotros características o cualidades, según se mire, que cuando se muestran en toda su magnitud llegan a asombrarnos.
A esto le estaba dando vueltas al comprobar que podía recordar la matricula de todos los coches que estaban pasando ante mis ojos, unida a la marca y modelo. Cerré los ojos los apreté y se fueron borrando rápidamente de una forma casi visual lo cual cortaba a voluntad con solo dejar esa pequeña presión ocular, ya hay que ser raro, cosa que estaba practicando cuando...
De golpe el estallido.
Al abrir los ojos todo era confusión, humo y silencio. El humo salía también de los cuerpos destrozados que se esparcían por la explanada de intercambiador. Todavía caían cristales de los balcones y ventanas pero sin ruido, todo era silencio. Las personas se acercaban y gesticulaban, lloraban y se daban golpes en la cabeza. Vi en ese momento un cuerpo que se movía, era pequeño, me acerque y cogí al niño en brazos y salí corriendo. En la vía de dirección contraria metí al niño en el primer coche que estaba parado y la verdad no se que le dije pero salio echando hostias.
Volví despacio, al acercarme vi el socavón donde antes solo había un coche mal aparcado, me senté en la acera y esperé, policía y ambulancias empezaban a llegar.
A veces se me olvidaban las cosas y otras veces tardaban un tiempo, por eso tenía los ojos muy abiertos, por nada del mundo los cerraría ni para pestañear. Me dolían los oídos.
Ese coche lo había visto aparcar.
Peña Prieta. Vallecas.
Siempre
Los recuerdos nos gastan malas pasadas, recordamos el patio de nuestro primer colegio y al verlo de nuevo al paso de los años nos damos cuenta que es nuestra altura, en esa edad, la que nos servía de patrón para las medidas, y el tiempo para emborronarlas.
En el amor debe pasar algo parecido mezclado con lo selectiva que es la memoria para recordar siempre más fácilmente lo bueno que lo malo.
La cita de trabajo era rutinaria, hasta que de entre los nombres de los técnicos de asesoría salió el de ella.
No me fue difícil comprobar en el directorio de su empresa de quien se trataba, y los datos concordaban en la edad y el lugar de nacimiento. Que alegría sentía y raro me parecía.
No me gusta preparar las reuniones, prefiero oír a los asistentes y sobre esa base formular mi estrategia, no me había ido mal y hacia que nunca fueran iguales las reuniones. En esta ocasión no hacia nada mas que darle vueltas, como empezar, que decir y si hacerle ver que ya la conocía, pero para que, si ella me conocería nada más verme ¿o no?
Pero de entre todas las preguntas que me hacia, había una que me consumía y que a sabiendas de lo extraño que es que el paso del tiempo cambie lo fundamental de las personas, no paraba de repetirme.
¿Seguirá siendo lesbiana?
Merodeador
Nunca
Nunca había descorchado una botella, cuando no lo hacia mi padre, que por edad y rango le correspondía, lo empezó a hacer mi hermano mayor por los mismos motivos.
El tiempo fue pasando y por mucho que me empeñaba en ninguna celebración se me concedió ese deseo.
Mi anhelo y mi insistencia tuvieron un efecto contraproducente y en cuanto llegaba el momento de los brindis, el pitorreo se apoderaba de los comensales y con sus risas y chanzas intentaban zaherirme. Mas mi empeño se vio por fin recompensado y este año antes de que nadie se diera cuenta y dijera la más mínima, me descalcé de las sandalias, cogí la botella con los pies y asiendo el tapón con los dientes y tras dos giros de mis entrenadas extremidades descorché la botella.
Soltado el tapón y con una sonrisa en la boca les dije:
"Eso de que, si no hay manos no hay botella, se lo vais a decir a vuestra puta madre"
Pd.-Adaptación libre del chiste de las galletas.
A veces
El paso del tiempo perfila en nosotros características o cualidades, según se mire, que cuando se muestran en toda su magnitud llegan a asombrarnos.
A esto le estaba dando vueltas al comprobar que podía recordar la matricula de todos los coches que estaban pasando ante mis ojos, unida a la marca y modelo. Cerré los ojos los apreté y se fueron borrando rápidamente de una forma casi visual lo cual cortaba a voluntad con solo dejar esa pequeña presión ocular, ya hay que ser raro, cosa que estaba practicando cuando...
De golpe el estallido.
Al abrir los ojos todo era confusión, humo y silencio. El humo salía también de los cuerpos destrozados que se esparcían por la explanada de intercambiador. Todavía caían cristales de los balcones y ventanas pero sin ruido, todo era silencio. Las personas se acercaban y gesticulaban, lloraban y se daban golpes en la cabeza. Vi en ese momento un cuerpo que se movía, era pequeño, me acerque y cogí al niño en brazos y salí corriendo. En la vía de dirección contraria metí al niño en el primer coche que estaba parado y la verdad no se que le dije pero salio echando hostias.
Volví despacio, al acercarme vi el socavón donde antes solo había un coche mal aparcado, me senté en la acera y esperé, policía y ambulancias empezaban a llegar.
A veces se me olvidaban las cosas y otras veces tardaban un tiempo, por eso tenía los ojos muy abiertos, por nada del mundo los cerraría ni para pestañear. Me dolían los oídos.
Ese coche lo había visto aparcar.
Peña Prieta. Vallecas.
Siempre
Los recuerdos nos gastan malas pasadas, recordamos el patio de nuestro primer colegio y al verlo de nuevo al paso de los años nos damos cuenta que es nuestra altura, en esa edad, la que nos servía de patrón para las medidas, y el tiempo para emborronarlas.
En el amor debe pasar algo parecido mezclado con lo selectiva que es la memoria para recordar siempre más fácilmente lo bueno que lo malo.
La cita de trabajo era rutinaria, hasta que de entre los nombres de los técnicos de asesoría salió el de ella.
No me fue difícil comprobar en el directorio de su empresa de quien se trataba, y los datos concordaban en la edad y el lugar de nacimiento. Que alegría sentía y raro me parecía.
No me gusta preparar las reuniones, prefiero oír a los asistentes y sobre esa base formular mi estrategia, no me había ido mal y hacia que nunca fueran iguales las reuniones. En esta ocasión no hacia nada mas que darle vueltas, como empezar, que decir y si hacerle ver que ya la conocía, pero para que, si ella me conocería nada más verme ¿o no?
Pero de entre todas las preguntas que me hacia, había una que me consumía y que a sabiendas de lo extraño que es que el paso del tiempo cambie lo fundamental de las personas, no paraba de repetirme.
¿Seguirá siendo lesbiana?
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OLORES
Olores
Merodeador
Coroné la montaña, no era una montaña corriente, la llamaban cuerpo de mujer, su contorno dibujaba su silueta tumbada.
Salimos por la mañana temprano y con buena marcha hicimos la aproximación hasta las primeras rampas cuya inclinación hacían que apoyara las manos en las rodillas para descanar e impulsarme.
Dos veces nos paramos en donde el agua manaba entre las briznas de hierba, el aire fresco de la mañana no bastaba para paliar el calor de la ascensión y el agua siempre fresca deleitaba los sentidos.
El paisaje se fue desnudando de verdor y solo matorrales ralos y piedras lo componían. Los líquenes en las rocas creaban dibujos curiosos y monótonos verde oscuros y grises.
Nos sentamos y esperamos un instante, sacamos los bocadillos que nos habían preparado y los comimos en silencio.
Las sombras si hicieron cortas, el sol se poso en el cenit y reanudamos la marcha. El viento frió, calor del sol, y los pulmones llenos a cada bocanada de aire.
Esos olores, olores elementales, puros, que se unían al paisaje, desde los helechos húmedos y los prados del valle al del aire frío con matices aromáticos de tomillo de las cumbres peladas.
Ahora ya no subo la montaña, la subí una vez y sus olores me acompañaron toda la vida.
Olores de cuerpo de mujer.
Merodeador
Coroné la montaña, no era una montaña corriente, la llamaban cuerpo de mujer, su contorno dibujaba su silueta tumbada.
Salimos por la mañana temprano y con buena marcha hicimos la aproximación hasta las primeras rampas cuya inclinación hacían que apoyara las manos en las rodillas para descanar e impulsarme.
Dos veces nos paramos en donde el agua manaba entre las briznas de hierba, el aire fresco de la mañana no bastaba para paliar el calor de la ascensión y el agua siempre fresca deleitaba los sentidos.
El paisaje se fue desnudando de verdor y solo matorrales ralos y piedras lo componían. Los líquenes en las rocas creaban dibujos curiosos y monótonos verde oscuros y grises.
Nos sentamos y esperamos un instante, sacamos los bocadillos que nos habían preparado y los comimos en silencio.
Las sombras si hicieron cortas, el sol se poso en el cenit y reanudamos la marcha. El viento frió, calor del sol, y los pulmones llenos a cada bocanada de aire.
Esos olores, olores elementales, puros, que se unían al paisaje, desde los helechos húmedos y los prados del valle al del aire frío con matices aromáticos de tomillo de las cumbres peladas.
Ahora ya no subo la montaña, la subí una vez y sus olores me acompañaron toda la vida.
Olores de cuerpo de mujer.
Afinador de cisternas