¿Existe acaso algo de belleza en lo necesario? ¿En lo que ha de suceder? ¿En lo obligado o lo determinado?
Los fenómenos naturales suelen ser necesarios... ¿te gustan los amaneceres?
¿No es la belleza de la vida su propia contingencia? ¿Su inseguridad? ¿Su riesgo? ¿La posibilidad, el peligro, la eventualidad y la existencia de las casualidades?
Un albañil que se sube a un andamio tiene la contingencia de esmorrarse contra el pavimento dejando un precioso mosaico de entrañas sanguinolentas.... ¿Es eso la belleza en la contingencia?
errr.... usemos recursos estilísticos....
El otro día vi un tío con el labio leporino que a Curreta le hubiese encantao.
Ariadna escribió:¿Existe acaso algo de belleza en lo necesario? ¿En lo que ha de suceder? ¿En lo obligado o lo determinado?
¿No es la belleza de la vida su propia contingencia? ¿Su inseguridad? ¿Su riesgo? ¿La posibilidad, el peligro, la eventualidad y la existencia de las casualidades?
No te pregunto por el resto, que también tiene su miga, pero..
..¿Que cojones significa esto? ¿No es la belleza de la vida su propia contingencia?
¿Porqué no se lo preguntas directamente a tío Urdu? Si te da cosa mándale un privadín, hombre.
Todos sois contingentes, pero yo soy necesario
A poco de estar allí comenzaron a aparecer esos perritos mudos que los indios criaban para comer; en la huida los habían llevado consigo, pero en cuanto los soltaron, comenzaron a volverse a sus casas. Ésa fue la cena de esa noche. Según Bernal, las heridas las cauterizaron con el unto sacado del cadáver de un indio gordo.
A poco de estar allí comenzaron a aparecer esos perritos mudos que los indios criaban para comer; en la huida los habían llevado consigo, pero en cuanto los soltaron, comenzaron a volverse a sus casas. Ésa fue la cena de esa noche. Según Bernal, las heridas las cauterizaron con el unto sacado del cadáver de un indio gordo.
A poco de estar allí comenzaron a aparecer esos perritos mudos que los indios criaban para comer; en la huida los habían llevado consigo, pero en cuanto los soltaron, comenzaron a volverse a sus casas. Ésa fue la cena de esa noche. Según Bernal, las heridas las cauterizaron con el unto sacado del cadáver de un indio gordo.
Eso está muy bien. Lástima que te vayas de siesta ahora que estabas despertando.
A poco de estar allí comenzaron a aparecer esos perritos mudos que los indios criaban para comer; en la huida los habían llevado consigo, pero en cuanto los soltaron, comenzaron a volverse a sus casas. Ésa fue la cena de esa noche. Según Bernal, las heridas las cauterizaron con el unto sacado del cadáver de un indio gordo.