Venga, regalito para ganon. A Stewie ya no le hago regalitos porque está muy tontuno ultimamente y no le gusta nada. Está tibio, desganado. Celosón, tal vez.
Si te ha gustado el aria de Hoffman sólo porque la cantaba Plácido en gabacho (a mí ese aria me cae hasta mal) te tiene que gustar esto otro. Es del
Faust de Gounod (1859), uno de los títulos franceses más importantes, y una de las óperas románticas por excelencia. La historia, para quienes no la conozcáis (tranquilos, yo tampoco la conocía hasta que no conocí la ópera, pero que sepáis que esa es una laguna importante) trata de un anciano alquimista que ha pasado años intentando en vano dar con una fórmula que le devolviera la juventud. Ya está desesperado y quiere morir mientras que de la calle llegan coros de niños (todavía no sé si Wagner se copió ese coro para el Motivo de las manzanas de Oro del Oro del Rhin o fue al reves, pero como no os voy a poner ninguno de los dos mejor me callo). En ese momento aparece Mefistófeles, que le ofrece dinero, fama y mujeres, pero Fausto se ríe diciendo que hay un don superior sin el cual nada de eso tiene sentido y con el que todo lo demás viene sólo. Fausto se muestra reticente y escéptico hasta que Mefistófeles le deslumbra con una visión divina: Margueritte hilando en su rueca, flotando vaporosamente sobre la estancia. Fausto firma con el pulso trémulo el documento que le tiende Mefistófeles y en pocos segundos se ha transformado en un robusto mancebo. Y juntos salen a paladear la nueva vida.
Este es el dueto en el que termina ese primer acto. Es un dueto tenor-bajo. Consta de tres partes. La primera comienza con una melodía en la que Faust expone una lista de deseos y Mefistófeles promete concedérselos todos de golpe. El discurso de Mefistódeles se vuelve oscuro y tremendo por unos instantes cuando le insinúa el precio que tendrá que pagar más adelante, pero en general, y como es costumbre en Gounod, todo suena tremendamente gabacho (ya me diréis si eso suena a otra cosa). A continuación se produce la transfiguración de Margheritte (o como coño se escriba) y la música se hace tenue y titilante, se eleva, se hace digna del prodigio que ilustra; maravilloso momento que bastaría para consagrar a cualquier autor. El remate del acto es una traca final al mejor estilo de la
Grand Opera: tenor y bajo retoman el tema con el que se abría el dueto pero a la tremenda, a la gabacha, y es rematado con unos redobles de trompas que harían temblar los cimientos del Moulin Rouge. Final de acto pirotécnico a más no poder.
Redobles de trompas... no sé si me he expresado con suficiente rigor técnico.
'A moi les plaisirs' - Gounod -'Faust' (Plácido Domingo, Nicolai Ghiaurov)
FAUSTO
¡Para mí los placeres,
las jóvenes amantes!
¡Para mí sus caricias!
¡Para mí sus deseos!
¡Para mí la energía
de los potentes instintos,
y la loca orgía
del corazón y los sentidos!
Juventud ardiente,
¡para mí tus deseos!
¡para mí tu embriaguez!
¡para mí tus placeres!
¡para mí tu embriaguez!
¡para mí tus placeres!
MEFISTÓFELES
¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Muy bien!
Puedo satisfacer tu capricho.
FAUSTO
¿Y qué he de darte a cambio?
MEFISTÓFELES
Casi nada, casi nada:
aquí, yo estoy a tu servicio,
pero allá tú lo estarás al mío.
FAUSTO
¿Allá?...
MEFISTÓFELES
(tendiéndole un pergamino)
¡Allá! Vamos, firma.
¡Qué veo! ¡Te tiembla la mano!
¿Qué necesitas para decidirte?
La juventud te llama:
¡atrévete a mirarla!
(Hace un gesto. Y una visión aparece:
Margarita, que hila ante su rueca.)
FAUSTO
¡Oh, maravilla!
MEFISTÓFELES
¡Y bien! ¿Qué te parece?
(Le tiende con impaciencia el pergamino)
FAUSTO
¡Dame!
MEFISTÓFELES
¡Por fin!
(Fausto toma el pergamino y firma;
mientras tanto Mefistófeles coge
la copa que se halla sobre la mesa)
Y ahora, ¡soy yo quien te invita
a vaciar esta copa cuyos vapores que hierven
no son de muerte, ni de veneno;
¡sino de vida!
FAUSTO
(toma la copa y se vuelve
hacia la visión de Margarita)
¡Por ti, fantasma adorable y encantador!
(Vacía la copa y se transforma en un
elegante joven. La visión desaparece.)
MEFISTÓFELES
¡Ven!
FAUSTO
¿Volveré a verla?
MEFISTÓFELES
Sin duda.
FAUSTO
¿Cuándo?
MEFISTÓFELES
Hoy.
FAUSTO
¡Está bien!
MEFISTÓFELES
¡Vamos!
FAUSTO Y MEFISTÓFELES
¡Vamos!
FAUSTO
¡Para mí los placeres,
las jóvenes amantes!
¡Para mí sus caricias!
¡Para mí sus deseos!
¡Para mí la energía
de los potentes instintos,
y la loca orgía
del corazón y los sentidos!
Juventud ardiente,
¡para mí tus deseos!
¡para mí tu embriaguez!
¡para mí tus placeres!
MEFISTÓFELES
¡Para ti los placeres,
las jóvenes amantes!
¡Para ti sus caricias!
¡Para ti sus deseos!
¡Para ti la energía
de los potentes instintos,
y la loca orgía
del corazón y los sentidos!
Juventud ardiente,
¡para ti sus deseos!
¡para ti su embriaguez!
¡para ti sus placeres!
(Salen.)