Precisamente este fin de semana (viernes noche), a los urbanos les ha dado por situar un control preventivo de documentación y alcoholemia debajo de mi balcón. Yo, aburrido, y personaje a quien le encanta ver cono un gran hermano estas movidas, me aposto en mi balcón y paso a disfrutar del espectáculo. Cuando ya han parado y realizado el control a unos cinco o seis coches, decido investigar cuál es el criterio para parar a un coche o a otro. No encuentro patrón lógico, hasta que escucho, gracias a una pausa en el fragor del tráfico, el diálogo entre dos elementos destinados a ejercer una labor en pos de nuestra seguridad, y a quien se les presupone integridad, honradez y justicia:

Para a ese, que seguro que es una churri.

Sí, un A3 seguro que es una churri bien buena y pija, que normalmente están buenas.

Ves, ves como era una churri...¡y está buena la muy puta!

Pues ya verás cuando le meta el alcoholímetro en la boca...después le haré bajar del coche con cualquier excusa para verla de cuerpo entero.
(Cinco minutos y dos erecciones más tarde, con el A3 ya arrancando para irse)

¡Qué culazo tenía la guarra!

Y se ha metido el alcoholímetro hasta dentro, ¿eh? Juas, juas, ¿qué se debía de pensar que era?
Así, visto esto, me fui a dormir, tranquilo porque hay alguien allí afuera que, con la máxima profesionalidad, vela mientras todos dormimos para que la seguridad en las carreteras sea la máxima.