PrimeroDerecha escribió:Saramago es estomagante.
Houellebecq, al menos, no se dedica ni al plagio ni a la moralina.
Volvemos al rollo de las odiosas comparaciones y la culpa la tiene ésta vez dunker; aquí nos encontramos con algo tan extremo como sería poner a Sade y a Ruiz Zafón en una misma mesa de evaluación. Aun suponiendo que la calidad narrativa de ambos comparta división, el resultado final del encuentro dependería de cada espectador individualmente. "Ensayo sobre la ceguera" no es una idea original pero está bien contada y eso, para mí al menos, es suficiente en éste caso concreto. También es cierto que particularmente, la idea de perder la vista, es una de las cosas que más me aterra; el portugués cumplió su objetivo en lo que se refiere a mí pero el resto de su obra me parece sobrevalorada al máximo. Y Houellebecq, ah ...es
poesía; huye del remilgo, el formalismo y lo políticamente correcto porque, entre otras cosas, no creo que le interese en absoluto el Nobel de Literatura. Te gustará/interesará más o menos lo que cuenta, pero si algo tienes claro es que no está levantando la barbilla mientras escribe mirando con desdén lo que le rodea por encima de sus gafas. Su sentido del humor es tan doloroso como gratificante -brillante en cualquier caso- y los personajes, grises y anodinos, (re)mueven a la reflexión "poniendo a prueba la conciencia" y otras cosas que me guardo para mí por pudor.
dunker escribió:A mí me ocurrió al revés, por suerte. Y fue La posibilidad de una isla lo que me enganchó al franchute atormentado y misógino.
En el caso de éste hombre las listas de preferencias deberían escribirse en horizontal, negro.
Desou desu.