Josep María y su taberna tenían tres cosas, la primera el buen precio, porque es bueno, la segunda la excelente comida porque era, o es, para llorar de emoción y la tercera, él. Era un tío extraordinario en lo suyo, coño, le ponía tanto ilusión y tanta pasión que te hacía feliz cuando estabas allí. No hay carta, él se acercaba y te describía los platos. Te daba los buenos días y te decía, en catalán (en Sant Andreu hablamos más en catalán aunque te cambiaba sin problemas al castellano si alguien no le entendía) "Avui de primer tenim:" y joder, os juro que ya ahí empezaba a emocionarme, te describía los platos con un mimo y una dedicación que te hacía sonreír como un niño de seis años en la mañana de reyes... cada plato descrito era más sabroso que el anterior, los querías probar todos, todos!!!, Mucha legumbre de primero, mucho canalón rebuscado, pero también tenía cosas más ligeras, y oye, nunca me ha repetido la comida comiendo en Can Roca... Bien, cuando acababa de cantarte los primeros ya te sentías casi lleno, porque con lo bien que te lo explicaba casi te parecía que lo estuvieras comiendo, elegías primero y el tío, no te decía que había de segundo. Cuando te los servía era un festival de comer de maravilla y en cuanto te los acababas.... regresaba y te describía los segundos, para que los eligieras según te hubieras quedado tras el primero. Los segundos también eran potentes, cosas que a mi no me van como galtes o peus de porc o rabo de toro (mis acompañantes siempre me certificaron que estaban deliciosos), pero también otras delicias menos gelatinosas, carnes y pescados, mucho bacallà, costillitas de cabrito, espatlla de xai... joder. Y cuando acababas otro camarero te cantaba los postres, también deliciosos y hechos por ellos.
Fijaros que pese a haber sólo ocho mesas, y no ser un sitio nada cool, vamos todo lo contrario, siempre en una estaba sentado alguien conocido, había mucha gente de la farándula, actores, cantantes y periodistas, y los grandes chefs le tenían gusto, creo que Adría y otros de los tres michelines se reunían, a veces, a desayunar allí y a hablar de sus cosas (juraría que no me lo invento, que se lo leí precisamente a Adrià en una entrevista)
Yo me pedía días de vacaciones simplemente para poder ir a comer con él!!!. Este año estuve en octubre aprovechando que mi hermana venía desde México de visita, vive allí, y nos juntamos mi madre, ella y yo en Can Roca, joder, comí como dios y cuando acabé y tras pagar (me encanta pagar allí a mí) me levanté y le di una abrazo de oso a Josep María y le dije, "tio, em fas molt feliç, tu, de veritat que em fas molt feliç" y es así, yo soy feliz comiendo rebién y con él se comía rebien.
La última vez que estuve fue hace ahora un mes, me volví a pedir un día de fiesta para quedar con un amigo del barrio pero que ahora vive fuera de BCN y con los niños, la vida que nos la complicamos siempre y tal, nos vemos de uvas a peras. Lo había visto en la celebración de su cuarenta cumpleaños y le dije "un dia nos vemos, pero entre semana, nos pedimos fiesta, te vienes a Sant Andreu, paseamos por el barrio de nuestra infancia y luego te llevo a comer a un sitio que te encantará", él es un tragaldabas del copón pero que con la crisis de los 40 le ha dado por ponerse tipín y hacer deporte como loco y además no conocía Can Roca. Le encantó, por supuesto, como a todos los que conocían ese lugar.
Josep María, solo conocía una faceta tuya, pero en esa faceta eras magnífico, como te dije en octubre, me hacías muy feliz, ha sido un placer poder comer lo que tu cocinabas, poder disfrutar de la pasión que le ponías a tu oficio, compartir contigo, como cliente, en ese lugar maravilloso que habías creado. Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.
