Grumete escribió:Según una reciente encuesta los varones robando en cabinas telefónicas suben la líbido de las féminas que los contemplan.
A mí se me vienen a la mente esos tiempos en los que el móvil era un instrumento cuasi inimaginable, y el fijo de casa estaba prohibido para hacer conferencias con las amigas, o hablar con el novio. A veces había que sacar número para usar las cabinas del barrio, y cuando lograbas entrar en una... metías una moneda de cinco duros (¡Dios! ¡Cinco duros!) y la mayoría de veces se te atascaba porque a algún prepúber malparido se le había ocurrido atrancarla. O no te devolvían el cambio.
Entonces me entran unas ganas tremendas de patearles la raja del culo hasta que les salgan todas las malditas monedas que se me han quedado secuestradas en alguna cabina pública.
Arg.
A mi es que me ponen los ladrones de bancos.